Pieza que mantiene la clásica forma de ostensorio, formado por una cruz de Malta y cuatro parejas de rayos flamígeros. Se observa en el cuerpo central la cruz de Jerusalén. Está diseñado para guardar una pequeña piedra del Santo Sepulcro. Realizado con los materiales habituales con los que se trabaja en Tierra Santa: madera de olivo recubierta de madreperla.
Relicario de nácar con la clásica forma de ostensorio, formado por una cruz de Malta y cuatro parejas de rayos flamígeros. Se observa en el cuerpo central la cruz de Jerusalén. Está diseñado para guardar una pequeña piedra del Santo Sepulcro. Realizado con los materiales habituales con los que se trabaja en Tierra Santa: madera de olivo recubierta de madreperla.